06 julio 2006

DR. HOUSE CAPÍTULO 3: BOOSTER GOLD (2ª PARTE)


Hospital de Princetown. Despacho del doctor Gregory House.

House entró en su despacho seguido por tres residentes gritando.
- ¡No puede ser anemia falciforme! Es una enfermedad casi exclusiva de gente de color—replicaba Foreman.
- ¡El dolor puede venir de la caída, tal vez ese traje le proteja de él! —añadió Cameron.
- ¡No podemos hacerle un transplante de médula sin confirmar el diagnóstico! —terminó por apuntar Chase.
House cogió el bastón como si fuera un bate de béisbol y golpeó con fuerza la pizarra. Los tres residentes se quedaron mudos por la sorpresa.
- Tengo que llamar a mantenimiento para que revisen el hilo musical. Cada vez me cuesta más bajar el volumen…
- Pero… —intentó comenzar otra vez Cameron.
House hizo un gesto y la joven residente se calló. El extravagante médico abrió su bote de pastillas y se tomó otro Vicodin más.
- Signos de anemia hemolítica, a los que le añadimos dolor. ¿Cuál es la única anemia con crisis de dolor, debida a vasos sanguíneos bloqueados y órganos afectados como consecuencia de la menor cantidad de oxígeno que transporta la hemoglobina?
- Las crisis de dolor deberían haber comenzado antes. Este tipo debe tener… ¿cuántos? Treinta y pico años—dijo Chase.
- Un momento—dijo Foreman intentando calmar la situación—, aún a pesar de pasar por alto el que estamos hablando de una enfermedad muy rara si no casi imposible de ver en gente blanca, es una enfermedad con una esperanza de vida de unos 50 años como mucho. ¿Y hasta ahora no se ha dado cuenta de que la tenía? ¿No ha empezado a tener síntomas hasta los 30?
- Bueno, para un tipo que no se quita el traje protector ni para ir a mear, creo que no tiene por qué extrañarnos tanto.
- El traje de Booster le proporciona campos de fuerza protectores, no analgesia—dijo una voz desde la puerta del despacho.
Se trataba de un tipo alto, de color y calvo. Su gesto era serio, y se le veía cansado, casi como todos los que habían participado en la recuperación de la normalidad del mundo en las últimas semanas.
- Si ahora va a decirnos, que es el padre del chico, nos solucionará mucho más las cosas –dijo House.
- Lo siento, mi nombre es Jonh Henry Irons. Conozco la trayectoria de Booster Gold y pensé que tal vez pudiera resultarles de ayuda. No puedo quedarme demasiado tiempo, se sorprenderían si les contara todo lo que me traigo entre manos últimamente, pero si puedo ser útil para que acaben su trabajo, será un tiempo bien empleado.
- Mmmm… Dado que mis residentes no parecen ser de demasiada ayuda últimamente, tal vez pueda servirnos para aclarar un poco las cosas. Pase, siéntese, ¿le apetece algo? ¿Un café? ¿Un vicodin?


La cara de Foreman cuando soltó los resultados sobre la mesa del despacho era casi triunfal. House y el doctor Irons seguían discutiendo el caso horas después.
- Negativo para drepanocitos. No tiene anemia falciforme.
House torció el gesto contrariado, era un diagnóstico casi perfecto, y todo encajaba a la perfección.
- A ver si lo he entendido: el paciente se cae con mareos desde una altura de un tercer piso. Tiene un traje que le proporciona un campo de fuerza para evitar los golpes, pero no le protege del dolor de los mismos. Sin embargo, cuando le quitamos el traje, el paciente se pone a chillar como si estuvieran matándole… Me falta algo.
- Tal vez si habláramos con Skeets… —intentó sugerir Steel.
- Doctor Irons, si es un hecho comprobado el que los pacientes mienten, no quiero ni imaginarme de lo que son capaces los robots. Nah, mejor le hacemos un TAC para descartar que tenga un tumor medular…
- Pero si fuera un tumor…
- Por favor, Chase, deja de discutir hasta la última orden que dé hoy. Ya sé que Booster hace peligrar tu título de tipo más guapo del hospital pero, por si sirve de algo, nosotros te queremos más a ti.


En la sala de diagnóstico por imagen, House seguía incómodo. Ninguno de los diagnósticos que se le ocurrían parecía ser acertados. Casi se deja los ojos en el monitor intentando encontrar un indicio de que su intuición era acertada, pero pudo encontrarlo.
- Tal vez si le hacemos un TAC con contraste…
- Eso es innecesario, House, y lo sabes—le dijo Cameron—. Además, si consigues pinchar la piel de ese tipo, seguro que te proponen como miembro de la nueva Liga de la Justicia.
- ¿Qué coño le pasa a ese tipo con las agujas?
Chase apareció vestido de calle. Su cara no parecía anunciar mejores noticias.
- En su casa no he encontrado nada…
- ¿Has mirado bien?
- No. No he podido entrar. Tiene una cerradura electrónica que no he visto en mi vida. Debe habérsela traído del futuro.
Tal como decía esas palabras, la cara de House se iluminó.
- ¿Del futuro?
- Claro, ¿es que no lees el periódico? Ese tipo viene del siglo XXIV.
- ¡¿Qué?! ¿Y a ninguno se le ha ocurrido incluirlo entre los factores de riesgo? De verdad, al final voy a tener que contratar a ese jodido robot.


House entró en la habitación como una exhalación. Booster Gold tenía otra vez puesto el traje. El robot hizo su habitual gesto de retirada, como cada vez que aparecía el tipo del bastón.
- Alto ahí, No-no, pequeño robot. ¿Quién le ha puesto el traje otra vez? – inquirió House.
- Yo, señor. Con él no le duelen los golpes—contestó sumisamente el robot.
- ¿Qué golpes?

- Los de la caída. El traje le proporciona un campo de fuerza protector, pero cuando cayó al suelo, perdió su control sobre él y la protección quedó comprometida. Amortiguó gran parte del golpe, pero no por completo, como cuando él lo controla – explicó Skeets.
Las caras de los residentes de House intentaban reprimir una sonrisa de autosuficiencia.
- Y si son campos de fuerza, ¿por qué le quita el dolor?—siguió interrogando House.
- Bueno, señor. Le modifiqué el traje con un módulo de analgesia. La semana pasada tuvo un percance con una enfermera algo poco habilidosa, que le pinchó en el brazo para la transfusión que se tuvo que hacer cuando perdió tanta sangre en aquel accidente del metro…
- ¿Transfusión? ¿Y cuándo tenían pensado comentarlo? ¡¿Cuándo estuvieran haciéndole la foto para el Funerarias Today?! Podíamos haberlo tratado desde que puso el pie en este hospital—House estaba furioso.
- ¿Insinúas que le han podido pasar la enfermedad por la sangre? —preguntó Cameron.
- ¡Claro que no! Pero estamos ante un tipo que nació dentro de trescientos años y que ha recibido sangre de un tipo de hoy. ¿Sabes cómo será la inmunidad de cualquier sangre dentro de trescientos años? En ese tiempo pueden aparecer miles de patógenos nuevos. Su cuerpo interpreta la sangre que le han metido como un agente agresor y las defensas actúan rechazándola. De ahí los signos de anemia hemolítica, su propia sangre está destruyendo la nueva.
- ¿Pero voy a curarme, doctor? —preguntó Booster preocupado.
- Sí, campeón, vas a curarte. Aunque me gustabas más cuando tenías el dúo cómico con tu difunto amigo. Ahora eres aburrido. Pero, tranquilo, no pienso decírselo a tus sponsors, así que tu contrato de imagen no peligra de momento. ¡Jesús! Dios quiera que aparezca Superman pronto…
El médico abandonó la habitación dejando al “héroe” con un aspecto que, de haber estado presente la prensa, seguro que habría bajado su popularidad en unos cuantos puntos.

2 comentarios:

El Tete dijo...

Brillante. Sencillamente brillante.

Anónimo dijo...

Hazte guionista