20 julio 2006

DR. HOUSE CAPÍTULO 5: PICARA



Hospital de Princetown.

El Doctor House estaba en su despacho, viendo el capítulo de Hospital General, cuando entró la Dra. Cameron.
- Si vienes a decirme que ha llegado otro fantoche en pijama, no estoy -- dijo antes de que la residente pudiera abrir la boca.
- Bueno, tal vez este paciente le guste un poco más que los demás.
La contestación captó la atención del médico, quien levantó la cabeza como si fuera un perro ante una frecuencia de sonido más alta de lo habitual. Cogió su bastón y se levantó. Algo importante sucedió en pantalla, porque a medio camino, House se detuvo y se quedó mirando lo que sucedía. Por unos segundos dudó sobre qué le producía más curiosidad, pero finalmente se decantó por el paciente. Si Cameron había dicho eso, la cosa prometía.
Los dos médicos llegaron a la habitación, donde les esperaba una impresionante chica de pelo castaño con un mechón blanco vestido con un camsión del Hospital y sentada en la cama. A su lado, un tipo raro con una gabardina y un reflejo rojizo en los ojos la acompañaba. Jugueteaba con un naipe entre sus dedos, con una increíble habilidad.
- A ver, Humphrey Bogart, ¿haces el favor de dejarnos solos un minutito, mientras interrogamos a la paciente?
- ¿Es imprescindible, doctor? -- preguntó la chica un poco asustada.
House dudó por unos instantes, y la mirada de Cameron terminó de convencerle. Se estaba volviendo cada vez más blando, eso no era bueno.
- Está bien. ¿Qué ha pasado?
- La paciente se queja de fuertes dolores abdominales y hematuria desde hace unas semanas. Le hemos hecho una analítica y una ecografía abdominal, pero no se han encontrado hallazgos de interés. --recitó Cameron casi de memoria.
- ¿Disculpe? ¿Podrían hablar en cristiano hasta donde puedan, mes amis? -- preguntó el acompañante.
- A tu amiga le duele la barriga y mea sangre. Las pruebas no han dado nada. En serio, ¿por qué no vas a hacernos unas omelettes mientras hablamos con ella?
- Disculpe, doctor, pero soy tan americano como usted, no se deje confundir por mi...
- Vale, un cajún, lo que me faltaba. ¿Y qué haces aquí? ¿No sabes que un huracán arrasó medio estado tuyo y que hace falta ayuda?
La cara de Gambito se encendió de furia y la carta que tenía en las manos comenzó a emanar un color rosado, como el naranja de la lava ardiendo.
- Remy, por favor, haz lo que te dice el doctor. Quiero irme a casa lo antes posible.
El cajún salió de la habitación sin dejar de mirar al médico con odio. House, sin embargo, no le prestó la menor atención y cerró las persianas de la habitación.
- Levántese el camisón, por favor. -- le dijo mientras terminaba de cerrarlo todo, para preservar la intimidad del paciente.
Cuando se giró, la paciente tenía el camisón levantado, y sólo llevaba una braguita rosa con encajes.
- ¡Maaadre de Dios! Dios bendiga al creador de la lencería...
- ¡House! -- le reprendió la Dra. Cameron.
- ¿Qué? Ya estaba harto de ver a tanto machote con exceso de testosterona. Ya sé que los demás dicen que miran con ojos de médico, pero tengo un amiguito en los países bajos que siempre discute conmigo... y casi siempre acaba llevando la razón.
La paciente se retorcía por el dolor, y apenas prestó atención al comentario del médico. Sólo pudo reaccionar cuando vio que el médico se encaminaba a explorarle el vientre.
- ¡Nooo! ¡Guantes! ¡Póngase guantes, por favor!-- dijo nerviosa.
- Oye, guapa. Que la que puede tener una enfermedad mala o contagiosa eres tú, no yo.
- La paciente tiene la capacidad de absorber los poderes, recuerdos y sentimientos de aquel que entre en contacto directo con su piel-- se apresuró Cameron a puntualizar.
- Vaya, es ese tipo de detalles que siempre esperáis a última hora para contarme, ¿verdad?
House se puso unos guantes de látex y comenzó a examinarle el abdomen. Después de un largo rato, no apreció nada raro. Incluso cuando palpaba en la zona supuestamente afectada, la paciente no parecía reaccionar más que en cualquier otra zona. Cuando terminó, se quitó los guantes y se dirigió para la residente.
- Bueno, Dra. Cameron, ¿considera usted que ya he perdido suficientemente el tiempo con la paciente?
- ¿Cómo dice...? -- contestó sorprendida.
- Sí, ¿que si cada vez que venga una mujer con un dolor de regla voy a tener que dejar de ver mi serie favorita? No se ofenda-- dijo, dirigiéndose a la mutante-- sólo por ver ese cuerpo que tiene ya ha merecido la pena, pero tengo que sentar unas bases con mi equipo.
House se dirigió a la puerta de la habitación y sin mirar atrás, dijo a su residente:
- Ibuprofeno 600 mg cada 8 horas, y que coja hora con su ginecólogo de super héroes de zona.

El superhéroe de Nueva Orleans, abrió la puerta del despacho de House de una patada. Éste, se encontraba terminando de ver su serie favorita en el sillón, y casi ni se inmutó con la entrada de Gambito.
- Vaya, por eso no me gustan los super héroes. Sentís esa necesidad imperiosa de entrar en las habitaciones de esa manera...
- Mire usted, so pedazo de cochon... como a Pícara le suceda algo malo...
- Vaya, ¿no puedes hablar de ella con su nombre real? Se supone que sois amigos...
- ¡Somos más que amigos, imbécile!
House lo miró con cara de sorpresa. Parapadeó por un momento, como intentando recuperarse del susto.
- Vaya, vuestros polvos tienen que ser divertidísimos. ¿Qué usáis? ¿Condones de cuerpo entero?
Remy Lebeau se dirigía hacia el médico con motivos poco amistosos cuando la doctora Cameron entró en la habitación.
- House, tiene polaquiuria y nicturia. No tiene la regla, y se hace revisiones con su ginecólogo frecuentemente. No es un dolor de regla.
- ¿Polaqui... qué? ¿Es que no pueden hablar como personnes normales?
- Mira quién habla, el hermano canijo de Gerard Deparideu.
- Su amiga tiene síntomas urinarios, como cuando hay una obstrucción por una piedra o algo similar. Si fuera un problema de regla no tendría por qué aparecer esto -- explicó Cameron.
House se quedó pensando un rato, mientras su residente le explicaba al mutante los últimos hallazgos.
- Tú, cajún. ¿Contra quién habéis peleado estas últimas semanas? --dijo bruscamente.
- ¿Cómo dice?
- Sí, si algo he aprendido en las últimas semanas es que con vosotros no puedo comportarme como con los demás pacientes. Tengo que saber quiénes han sido vuestros rivales. ¿Quién quería destruir el mundo o ser el hombre más rico del planeta esta semana?
- Bueno... la semana pasada luchamos contra un par de centinelas programados para matarnos, y hace un par de días con Silver Samurai...
- Los centinelas son esos robots tan altos, ¿verdad? Ese no cuenta. Háblame del samurai-- House tenía claro que la solución estaba en enterarse de la vida de sus pacientes héroes.
- Bueno, es un viejo enemigo que tiene una armadura y usa una katana. Además...
- Un momento, ¿viejo enemigo porque es viejo, o porque fue de vuestros primeros enemigos?
- La verdad, ambas cosas-- contestó extrañado.
House se levantó con el bastón y se dirigió sin decir más nada hacia la habitación de la paciente.

Cuando entró en la habitación, Pícara parecía estar mucho mejor. Sin duda, los calmantes que le habían inyectado en el suero estaban haciendo su trabajo.
- Hola, bonita. ¿Cuánto tiempo tardas en soltar tus poderes?
- ¿Cómo di...?
- Pero bueno, ¿es que hablo en francés? ¿Por qué cada vez que hago una pregunta me tenéis que contestar lo mismo? Voy a tener que repetirlas por costumbre, para ahorrarnos una réplica. Poderes. Tiempo. Cuánto. Duración.
- Depende, a veces tardo unos días, otras, semanas, a veces más.
Cameron y Gambito entraron en la habitación a la carrera. Era increíble lo que podía llegar a correr un tipo lisiado como House.
- Aunque me daría para un par de meses de fantasías sexuales, voy a comportarme como un médico normal. Anda, Cameron, sé buena y hazle un tacto rectal a la macizorra.
La residente frunció el ceño con extrañeza y abrió la boca para hablar.
- Como se te ocurra decir "cómo" no saldrás de la sala de radiología en un mes --interrumpió House.
La doctora Cameron se puso un guante de látex mientras cerraban las persianas de la habitación. Se colocó vaselina en el dedo y comenzó la exploración. Gambito sufría más por la incomodidad de su amada que por la suya propia.
- ¿Te duele? --preguntó cogiéndole una mano.
- Te las estás imaginando en bañador, ¿a que sí?
Antes de que el cajún pudiera contestar de manera violenta, la residente comenzó a balbucear sorprendida.
- Ti... ti... tiene la próstata inflamada.
- ¿La próstata? --dijo Pícara-- ¿Las chicas tenemos próstata?
- No, querida amiga. Pero el tipo al que tocaste hace un par de días está en edad de padecer una hiperplasia de próstata o lo que es peor y más seguro, un cáncer de la misma. Al absorber los sentimientos y recuerdos de él, has creado una especie de próstata fantasma que te produce los mismos síntomas que él tiene. En cuanto se te pasen los recuerdos, todo volverá a la normalidad. Es como los que pierden miembros por amputación o en circunstancias traumáticas, que les pica o les duele el miembro amputado incluso después de perderlo. Se llama síndrome del miembro fantasma.
- No acabo de entenderlo... -- dijo.
House se acercó a la paciente. Dudó por unos segundos, pero al final se decidió.
- ¿Absorbes recuerdos y conocimientos no? Pues así lo entenderás.
El médico tocó la piel de su paciente con la yema de sus dedos. Fue como si hubiera metido los dedos en un enchufe, se contrajeron todos los músculos de su cuerpo. Pícara retiró el brazo a tiempo para que no sufriera más daños. Cameron ayudó a levantarse a House, quien se recuperaba del shock. Pícara se le quedó mirando con una mezcla de compasión y sorpresa.
- ¿Qué? ¿Ya lo has entendido?
- Doctor House... Lo siento tanto...
House terminó de levantarse, cogió su bastón y salió de la habitación. Tal vez no había sido tan buena idea, después de todo.

FIN

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Menudas imágenes han acudido a mi mente al imaginar el tacto rectal... Me ha parecido de muy mal gusto, la verdad... ¡pero a mi amigo de los Países Bajos le ha conmovido! :D

¡Genial! ¡Cada vez me gusta más este blog!

El Tete dijo...

Creo que el verdadero House habría hecho el tacto rectal él mismo. Una oportunidad así no se pierde.

O habría llamado a Foreman para que lo hiciera él, en vez de Cameron, jejeje.

"Condones de cuerpo entero", genial.

Chuck Draug dijo...

¡Este hombre ni a Pícara respeta! A pesar de ello, el Dr House se va a ganar mi respeto al final... aunque no sea en la serie de la Fox. ;P

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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