19 septiembre 2006

ELIGE TU PROPIA AVENTURA: CAPITULO 3, BRUCE LEE Y COMPAÑÍA

Por un momento pensé que la fama de salidorros de los camioneros era otro de esos mitos urbanos, pero cuando vi al primero de ellos abalanzarse sobre mí, me propuse dejar de ser tan bien pensada con la gente. A los quince primeros los aparté de unos simples manotazos, pero a partir de ahí, la cosa empezó a ponerse fea...

Llevaba demasiado tiempo perdiendo sangre, y a un ritmo poco recomendable, por lo que mi vista empezó a nublarse poco a poco. Parece que la adrenalina ayudaba a mantener la conciencia, pero la fila de tipos con los ojos saliendo de sus cuencas y un rastro de baba creciente a medida que se acercaban no terminaba nunca. Entonces fue cuando lo vi a él, mi héroe de juventud, el tipo al que cualquier luchador quiso conocer: Bruce Lee. Llevaba aquel chandal que usó Uma Thurman en esa peli de Tarantino, solo que era rojo en lugar de amarillo. Además, tenía menos pelo del que recordaba, pero eso no importaba. Era él. No cabía duda. Repartía mamporros casi a la misma velocidad que yo iba cayendo al suelo.
- Aguanta mi amor—me decía.
Sabía que siempre había estado tan enamorado de mí como yo de él. A partir de ahí se volvió todo más y más confuso. Escuché a uno de los camioneros decir:
- ¡Rápido, chicos! ¡Tenemos que traer a Optimus Prime y al resto de nuestros camiones!
Mi visión se hacía más borrosa. Ruido de cristales rotos.
- ¡Quietos ahí, estúpidos camioneros! ¡Os habla Megatron! ¡Vuestros camiones están pasando la ITV intergaláctica, aprovechando esta estúpida convención vuestra!
Más borrosa.
- ¡Cowabunga!
Se acabó.

Cuando me desperté, me vi enganchada a unos monitores por medio de cables y una habitación que parecía de hospital. Me levanté todavía un poco mareada y salí de ella. Había gente con trajes casi de astronautas, que se dirigían a una habitación. Sin duda estaba en un hospital. La gente pasaba a mi alrededor, pero no parecía echarme demasiada cuenta. Todos iban hacia la habitación del final del pasillo, incluso me pareció ver a Wonder Woman, a Green Lantern y a Plastic Man curioseando desde fuera. Me acerqué a ellos, y de pronto me trataron como si estuviesen viendo a un muerto.
- Pero, ¿qué pasa aquí? – dije.
- ¡Kara! ¿Qué haces fuera de la cama? Aún no has dejado de sangrar del todo, y has perdido mucha sangre... – me dijo Diana con su habitual tono maternal.
Tenía razón, todavía sentía salir un hilo de sangre de mi vagina, aunque por suerte, ya no era ese chorro que me había traído hasta aquí. Cuando miré a Ralph a la cara, me di cuenta de que no sabía cuál de los dos estaba más avergonzado por nuestro último encuentro.
- Oye, Ralph...
- ¡Está todo olvidado, Kara! En serio.
- Por cierto, ¿dónde está Bruce? – dije al recordar de pronto el resto de la escena.
- ¿Bruce? Volvió a Gotham – dijo Diana.
- No, me refiero a Bruce Lee, el que me salvó de los camioneros...
- ¿Bruce Lee? ¡Fuimos nosotros! Tenías que haber visto a Tornado Rojo y a Steel... ¡Se lanzaron como posesos en tu ayuda!
Me di cuenta de que todo había sido fruto del delirio del desmayo y me desilusioné. Me hubiera encantado conocer a mi héroe de juventud.

- Bueno, entonces, ¿podéis decirme de una vez qué hacéis aquí? – cambié de tema lo más rápido que pude.
- No te lo vas a creer, pero ahí dentro hay un bicho rarísimo – dijo Hal—. Espera, que voy a abrir una pequeña puerta con mi anillo para que curioseemos un poco...
Diana lo miraba con desaprobación, pero no hizo nada por impedirlo. Hal abrió un portal desde la parte trasera de la habitación y nos colamos sigilosamente dentro. Por suerte, los monitores y la cama nos ocultaban. Además, la habitación estaba llena de gente y casi nadie prestaba demasiada atención.
- No se preocupe, señor. Yo me encargo de encontrar a ese dragón. ¡Me encantan los dragones!—dijo una extraña criatura blanca que me recordó en un primer momento a Casper, ese fantasma de la tele.
Phantom Stranger y John Constantine se encontraban junto a la extraña criatura y a dos más como él.
- De acuerdo, me rindo: dragones, magia, criaturas, ratas monstruosas,… llevaoslo y haced lo que tengáis que hacer—dijo un tipo extraño, sin afeitar y que se apoyaba en un bastón.
Todos salieron de la habitación y lo próximo que recuerdo es un destello cegador antes de que pudiéramos salir de la habitación.
Cuando abrí los ojos, me encontré en un precioso valle con una vegetación increíble, que parecía sacado de un cuento. Miré a mis compañeros de experiencia para comprobar que todo iba bien, pero rápidamente nos vimos sobresaltados por un ruido desde el cielo. Cuando miré arriba, vi a un enorme dragón rojo y a dos amazonas, una de ellas, parecida a Diana, cabalgando en su lomo. Nos pusimos en guardia, listos para el combate, pero no venían a luchar.

- ¡Alto, extranjeros! Mi nombre es Xena, y esta es mi compañera Gabrielle.
- ¡Y Federico! – apuntó la tal Gabrielle.
- ¡Por última vez! ¡No-me-llamo-Federico! Soy el Gran Dragón Rojo...
- Lo que tú digas...

La amazona se dirigió hacia mí, como si me considerase la jefa. Supongo que sería por el camisón blanco del hospital... ya os conté mi teoría sobre el color blanco. El caso es que Hal se acercó al grupo.

- Están sucediendo cosas muy extrañas, extranjera. Gente de distintas dimensiones está convergiendo en esta, dando lugar a una brecha en el continuo espacio-temporal. Parece que puede llegar a afectar a los que venimos de fuera...
- ¿Afectar? ¿A qué te refieres?

Nos dimos la vuelta y nos encontramos una escena dantesca. Allí mismo, sobre el césped, Diana, Ralph y la tal Gabrielle se habían desnudado y estaban montando una orgía. Ralph había desdoblado su elástico pene para penetrar a las dos mujeres a la vez. El Dragón, a su vez, me olisqueaba y miraba con lujuria, como si el olor de la sangre que me chorreaba por la entrepierna le excitase. Hubiera jurado que se estaba tocando con la pata de atrás.
Allí estábamos, perdidos en una dimensión extraña, y sin nada que pudiésemos hacer. Parece que nuestro destino era perder el auto-control. Si alguien no acudía a nuestro rescate pronto, quién sabe cómo acabaríamos. Bueno, yo sí lo sé, porque soy la que lo estoy contando. Aunque a partir de aquí, y hasta cuando vinieron a nuestro rescate, no puedo contaros lo que pasó. Eso le corresponde a otra persona... a uno de nuestros salvadores.

¿Qué personaje quieres que siga la aventura? Da igual que sea de Marvel, DC, Image o la que queráis. ¿Qué nueva situación rocambolesca os gustaría ver? Venga, esto empieza a ponerse interesante, y con una nueva línea argumental por delante, tenéis aún más libertad para ponernos en apuros, ¡y con nuevos personajes!

7 comentarios:

El Tete dijo...

No sé lo que te has tomado, pero quiero un poco.

Ah, y a ver si puedes hacer un crossover con Hulka.

Anónimo dijo...

Neo!!!! Por favor que les salve Neo... Y que se lo quiera montar con Power Girl. XD

Anónimo dijo...

Lo primero, que el blog es genial, nunca se me habia ocurrido comentar, pero ahora tengo que hacerlo. Yo quiero que les salve... tia may salidisima, que en la selva haya dinosaurios(si salidos o no, ya como querais) y la compresa se la podria hacer con alguna parte de un dinosaurio, a ver cuanto aguanta.

Alejandro dijo...

jodo, que supergrupo se esta formando...

mushu dijo...

que tal si el dragon al ver a la tia may salida vomita y regurgita a lobezno?

Ea ahí queda eso

Alejandro dijo...

Buaaa, yo quería contar una historia en la que dejasemos de lado a los de Boneville... Pues nada, rescate express, todo en un capítulo. :P

Anónimo dijo...

NO NO NO vamos a ver estamos en una selva, tiene k aparecer Kraven el cazador, pero travestido, eso es necesario. Seria la leona mas peligrosa del periodo cretasico o como cojones se escriba la vida es asi y asi se la hemos contado.
Por supuesto la tia may viene con compresas. ES UNA ANCIANA ANTIBOMBAS! tiene k tener de todo, preparada para cualkier accion como Action Man.............ACTION MAN ES EL K TIENE K CONTAR LA HISTORIA!



Seguid asi... and may the pichurrina be with you!