ELIGE TU PROPIA AVENTURA: CAPITULO 15, MARVEL ZOMBIES

---------- Nota editorial: Esta semana había ganado la primera opción, la de B****, pero por problemas legales, hemos recibido una orden judicial que nos impide hablar del citado personaje, así que cogeremos la segunda opción más votada, la del viaje al futuro, para continuar la historia. No obstante, a lo largo de la semana, les mantendremos informados sobre la batalla legal que ha emprendido Don Bruce Wayne contra nuestra entidad. Perdonen las disculpas. --------------

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Ralph Dibny y Hal Jordan habían salido en una nave especial fabricada por Reed Richards hacia el futuro. La asombrosa Patrulla-X había salido con ellos: Coloso, Cíclope, Emma Frost, Kitty Pride y Bestia. Este último es el que se encargaba de manipular la máquina.

- Tened un poco de paciencia. Este Reed cada vez hace las cosas más difíciles de manejar...
En ese momento, la máquina dio un destello cegador y sus cuerpos empezaron a vibrar de una manera preocupante. Antes de que cundiera el pánico entre los super héroes, todo cesó y pudieron comprobar que seguían enteros. Emma se levantó y salió de la máquina. El almacén seguía igual que del que habían salido, pero sus amigos no estaban allí. Los demás, salieron y la acompañaron también. Dieron un vistazo rápido y decidieron salir al exterior.
- ¿Estás seguro de que lo has hecho bien, tovarisch?
- Creo que sí, he avanzado cincuenta años.
Cuando vieron lo que había en las afueras del almacén, comenzaron a preocuparse. Los edificios eran muy diferentes... todos. Los rascacielos habían sido modificados para que tuvieran forma de falo, y el rosa dominaba sobre los demás colores. Kitty se dio la vuelta y comprobó que Coloso se había quedado peor que de acero orgánico... más bien de piedra, cuando echó un vistazo a una enorme pancarta con su cara envejecida y un pendiente, junto a un letrero que decía: “Ultimate Coloso, 50 años de gobierno... loco.”
- Chicos, no es por nada –comenzó Dibny—pero me da a mí que nos hemos movido de realidad. Creednos, que llevamos unos días que no paramos.
- El clon de Richards tiene razón –contestó Cíclope ante el desacuerdo de Dibny—. Ese no es nuestro Coloso.
- En esta realidad... ¿soy gay?
- ¡Vamonos ahora mismo, por Dios!—dijo la joven Kitty Pride, asustada.
Comenzaron a ver a gente por la calle, casi todos hombres, en una actitud más que descarada, con manoseos impúdicos y desinterés por el entorno. Fue la gota que colmó el vaso del puritanismo de Cíclope, quien decidió no esperar un minuto más. En cinco minutos, habían puesto la máquina en marcha otra vez y esta vez, se habían desplazado de realidad.
- Ahora sí tiene que ser la nuestra, es que se me habían pasado unos parámetros... –dijo Bestia con la cara un poco violeta de rubor.

Cuando salieron de la máquina, desearon que Bestia se hubiera vuelto a equivocar de coordenadas. Aquello era temible. Todo estaba derruido, y no se veía un alma por la calle. Green Lantern subió a los cielos para sondear signos de vida con su anillo, aunque a juzgar por su gesto de preocupación, los resultados no fueron nada positivos.

- Yo tampoco capto nada—dijo Emma.
- ¿Quiere eso decir que en el futuro todos desaparecemos?—añadió Coloso.
Se miraron entre ellos con gesto de preocupación. Y de repente, se oyó una voz de lejos:
- ¡Cereeeeeeeeeeebrooooooos!
Cuando se dieron la vuelta, un decrépito Nick Furia, al que le colgaba un brazo semi-amputado, lideraba una cabecilla de super héroes mutilados que miraban a los recién llegados como si fuera lo mejor que les había pasado en mucho tiempo.
- Pues una de dos, o vuestros poderes no funcionan en el futuro, o me temo que esos tipos de ahí no están demasiado vivos—dedujo Bestia.
- Son demasiados... tenemos que huir.

Todos hicieron caso a Cíclope y comenzaron a correr. Green Lantern creó un muro de contención para sus perseguidores, pero los que tenían algo amarillo en su ropa, como Puño de Hierro, pudieron atravesarlo fácilmente. Al menos, consiguieron despistar a la mayoría, hasta llegar a lo que parecía el único edificio en pie de tres manzanas a la redonda. Estaba cerrado a cal y canto, pero el Hombre Elástico se coló por la rendija de debajo de la puerta y Kitty atravesó la puerta entrando en fase. Un avanzado sistema de cierre impedía la apertura de la puerta. Kitty entró en fase sobre el panel y comenzaron a salir chispas, pero en un segundo la puerta estaba abierta. La cerraron entre todos como pudieron y siguieron avanzando para dentro. Un par de puertas más con unos sistemas de cierre algo más sencillos conducían a una especie de Bunker. Lo que les aguardaba dentro era lo que menos esperaban encontrar.

Lobezno y Spiderman, junto a un viejo gordito, veían lo que parecía la temporada 50 de Perdidos.
- ¿Cuándo van a explicar de dónde salen los osos polares...? Esto se está haciendo interminable.—comentaba desconforme Spider-Man.
- Estoooo... ¿hola?
Los tres personajes se dieron la vuelta y dieron un bote hacia atrás cuando vieron a los superhéroes. Lobezno sacó las garras.
- ¿Pero no estaba Millar de guardia?—dijo el viejo gordito.
- Seguro que se ha vuelto a quedar dormido. Él no es el mejor en lo que hace, yo...
- ¡Cállate ya, por Dios! 70 años escuchando lo mismo. ¿Empiezo a decir yo otra vez lo de “Un gran poder requiere una gran responsabilidad”?
- Oye, trepamuros, a mí no me hables...
- ¿Lobi, Spidey? ¿Sois los del futuro? ¿Tenéis 50 años más? –Kitty no podía creer lo que le decían, pues de aspecto seguían idénticos.
- Sí, Kitty. Ya sabes que el tiempo pasa por los superhéroes algo diferente a la gente normal. Bueno, pero... ¿quiénes sois? ¿los zombies? En realidad se os ve muy bien.
- Venimos del pasado, Lobezno. Tuvimos que huir cuando se desató la Guerra Civil que comenzó ese estúpido de Quesada...
- ¡Oye!—dijo el viejo gordito—Un respeto, que estoy aquí delante.
- ¡¿Señor Quesada?!
- Sí, el mismo. Y no fue una estupidez. Yo sólo miraba por las ventas. Mi único error fue confiar en ese cretino de Kirkman. Él sólo sabe hacer historias de zombies. Recuerdo que tendimos una trampa a un grupo de chicas que vino a mi mansión y no se le ocurrió nada mejor que convertirlas en zombie. El resto ya os lo podéis imaginar...
- Loeb preparó este bunker, por una idea que había tenido con una serie en la que participaba de productor y llevamos aquí 50 años encerrados, gracias a un potentísimo sistema de seguridad en la puerta principal—añadió Lobezno, a quien no le gustó nada el rubor que comenzaba a aparecer en las mejillas de Kitty.
- O...o...oops.

Lobezno y Spider-man comprendieron lo que significaba esa palabra y salieron corriendo hacia la entrada. Puño de Hierro estaba ya casi dentro. Había destrozado la puerta con su puño y se disponía a seguir hasta el centro del edificio. Lobezno dio un salto y le abrió la tapa de los sesos dejándola expuesta para que Spider-Man se los sacase con una red. Danny Rand cayó al suelo más muerto aún.

- Tenemos que salir de aquí. Este sitio ya no es seguro.
- Oye—dijo en voz baja el Hombre Elástico-- ¿le contaste alguna vez a Spider-Man lo que hizo su tía con aquel dragón rojo hace 50 años?
- ¡Ahora no hay tiempo para eso!—contestó Lobezno cambiando claramente de tema-- ¡Vamos!
El grupo salió del bunker y se vio rodeado a ambos lados de la calle por los miles de superhéroes zombies que querían su carne viva. No tenían escapatoria. Ni con la ayuda de los dos “extranjeros” y la Patrulla-X podrían superar a todos esos zombies con poderes.
- ¿Habéis pedido refuerzos?—dijo una voz desde los cielos.
Hal Jordan miró arriba y se quedó sorprendido:
- ¿Guy? ¿G’nort? ¿Se puede saber qué estáis haciendo aquí?