12 marzo 2007

¡ELIGE TU PROPIA AVENTURA! BORN AGAIN… ¡Y TANTO! (PARTE II)

Ese olor corporal y ese ritmo cardíaco fuerte y decidido sólo podían ser de una persona. Jamás había escuchado ninguno similar en ninguna otra persona…

- ¿Steve? ¿Eres tú?
- ¡¡Matt!! Por Dios santo, ¿qué haces tú aquí? ¿Y quienes son esos tres que vienen contigo?
- Estooo, unos amigos. Verás, he pasado mucho últimamente, he perdido la casa, el banco anda detrás de mí…
- Bueno, me enteré de lo del soborno. Verás, los Estados Unidos de América son un país grande, y fuerte como un caballo de carreras. Ese acto ensucia el buen nombre de un país en el que la bandera de la libertad…
- Corta el rollo, ¿quieres? No hay cámaras. Bueno, ¿y tú qué haces aquí?
- Bueno, estoy pasando una pequeña crisis de identidad. Necesito un cambio en mi vida. Creo que es el fin de una era, los ordenadores cada vez están más presentes y no se por qué tengo la sensación de que los mejores tiempos de mi equipo van ineludiblemente hacia su fin…
- ¿Los Nicks?
- ¡Los Vengadores, merluzo! Tengo la sensación de que no dentro de mucho podríamos… hasta separarnos—dijo el Capi bajando un poco el tono de voz.
- Sí, claro y Spiderman se pondrá con la bandera de España… Anda, no digas tonterías.
En ese momento, salió una enfermera, que Matt rápidamente detectó como hombre, por su tono de voz y sus constantes vitales, claramente masculinas.
- ¿Señor Rogers? El Doctor Liefeld le espera, pase a la consulta 2. ¿Señor Murdock? A usted le opera el Doctor James Lee…
- Uy, qué suerte has tenido, chata—dijo Apostrofis en voz baja—. El otro tiene una obsesión por la silicona que es cosa mala. Este es el mejor de la clínica.

Matt Murdock entró en el quirófano, con la mente en blanco. Mientras escuchaba a su alrededor el tintineo del material quirúrgico y los latidos de los corazones del equipo médico, recapacitó en lo que estaba haciendo. ¿Cómo había podido llegar a este punto? ¿Cómo podía haber caído tan bajo para tener que cambiar de sexo y vender su propio cuerpo? Era un gran abogado. Sacaba lo suficiente para poder permitirse incluso un poco de caridad con algunos clientes. Le gustaba lo que hacía. Pero la vida es cruel a veces, y al final, si no tienes dinero, tu mundo se derriba a tu alrededor. Lo tenía claro. Llegaría hasta donde fuese necesario para recuperar su vida, y poder dedicarse en cuerpo y alma a cazar a Kingpin. Su crueldad había rebasado la barrera.
- Ahora va a dormirse poco a poco, señor Murdock…

Despertó en una habitación tranquila, sin apenas ruidos. Debía seguir en aquella especie de hospital, porque de haber estado en el apartamento de sus tres nuevos amigos, los disparos y gritos lo habrían despertado antes. Cuando abrió los ojos, aún sin ver nada, le sirvió a sus compañeros de habitación para indicarles que estaba despierto, y se acercaron muy emocionados.

- ¿Qué tal estás? ¿Te duele? ¿Estás bien?
- Estoy bien, gracias… creo.
- Matt, si pudieras verte… eres la mujer más guapa que he visto en mi vida. ¡Te vas a hacer de oro!

Los días siguientes los empleó en recuperarse. Intentó hacer algo de ejercicio, para mantener su forma física, y lo más importante, empezó a prepararse mentalmente para hacer algo que le desagradaba sumamente, pero que creía necesario para acelerar su vuelta a las primeras páginas. Sabía que acabaría pasándole factura, pero no podía consentir que un truhán como Kingpin se saliese con la suya. Su padre siempre se lo decía: Los malos no pueden ganar.

En unos días, Matt se enfrentó a su primer cliente. Fue muy duro… en todos los sentidos, pero el cirujano debió hacer un gran trabajo porque en menos de un mes había pagado la intervención y había cancelado su deuda con el banco, lo que le permitió volver a recuperar su dinero. En ese momento se planteó una duda: Ya no necesitaba seguir vendiendo su cuerpo, porque volvía a tener su dinero y alquiló un piso cerca de donde vivía antes. Pero el dinero fácil le tentaba demasiado y en un par de meses podría montar un bufete propio. Hablaría con Foggy y le diría que era una familiar de Matt, que él se había ido. Que había desaparecido del mapa, y le había pedido a ella que restaurase su buen nombre. Así, se convirtió en Marten Tación por la noche y en Maddie Murdock por el día. Su plan iba sobre ruedas. Foggy entró al trapo por completo, y se tragó la historia desde el primer momento. Abrieron un bufete para los dos, empezando con casos fáciles de poca importancia, pero subiendo escalones con rapidez gracias al buen hacer de Matt como abogado.

En menos de seis meses, su vida había cambiado.Maddie Murdock era una abogada muy reconocida, y Marten Tación era la prostituta de lujo más solicitada en las altas esferas de Nueva York. Matt no era un tipo desagradecido, y con la fortuna que estaba amasando, acabó poniendo un piso en pleno Manhattan a las tres personas que le habían convertido en lo que era. Ellos, lo veían como una creación, como una hija a la que veían triunfar, y seguían sus logros y éxitos con verdadera devoción. Entonces llegó el día en que la paz y la armonía volvían a verse amenazados.


Marten Tación recibió una llamada por el método habitual. Su cliente era alguien muy importante y necesitaba discreción. No era nada extraño, pues a nadie le apetecía que le relacionasen con la prostitución, por muy de lujo que fuese. Cuando Marten entró en la habitación, su oído sonar detectó a un tipo enorme, con miles de glándulas sudoríparas que emanaban un hedor insoportable para alguien con los sentidos desarrollados. Era alguien cuya maldad se podía casi tocar, y que le había destruido la vida por completo. Ahora quería sodomizarle… una vez más.

- Hola, Marten. He oído que eres muy buena.

Su voz indicaba tranquilidad. Eso sólo podía significar una cosa: A pesar de los contactos, las relaciones de Wilson Fisk, no tenía la más mínima idea de quién era. Un verdadero cazador persigue a su presa hasta la tumba, no le pierde la pista cuando está acabado. Ese fue su primer error… y tal vez el último.

- Menudo hombretón que está usted hecho, señor…
- Llámame Pedro J. Estooo… He sido un niño malo, quiero que me azotes. Como verás, me he vestido de niño malo.

Matt no podía verlo, pero un poco de palpación rápida le indicó que iba vestido de colegial.

- No te preocupes, que te voy a azotar como el niño malo que eres…

Matt se empleó a fondo, le golpeó con todas sus fuerzas, pero Kingpin parecía excitarse con cada golpe. Al cabo de cinco minutos, estaba exhausto. Aunque había entrenado, su operación estaba todavía reciente, y su forma física aún no era del 100%.

- Mira lo que has hecho—Kingpin señalaba a su pequeño amiguito de debajo de la barriga, aunque Matt no lo viera—. A ver qué hacemos ahora con esto… Tendremos que pedir refuerzos…

Matt volvió a sentir el latido fuerte y firme de Steve Rogers entrando en la habitación. Se acercaba al lecho. Tenía que actuar rápido antes de que se les uniera, ya que si Steve llegaba a la cama, le costaría más trabajo desarrollar su venganza.




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4 comentarios:

El Tete dijo...

Has convertido a Matt en un chapero. Te odio.

Alejandro dijo...

Che, che, de chapero nada, oiga. Prostituta de lujo, no se confunda.

Anónimo dijo...

¡Que se les una el Capiiii!

¡La unión hace la fuerza! :D

mushu dijo...

¿que tal un cruce con los X men de la historia anterior?