ELIGUE TU AVENTURA: AIRBAG CON GREEN LANTERN

Ahí estaban Hal Jordan con Oliver Queen y Roy Harper corriendo en el recién rehabilitado Arrowmóvil hacia uno de los cientos de prostíbulos que recorrían Star City de punta a punta. Después de muchos años, su amigo Ollie, el tipo más golfo y polígamo que había conocido jamás, había dado el paso adelante y le hizo la gran pregunta a Dinah Lance. Ella, como era de esperar, había contestado con un SÍ enorme, que casi se salía de la viñeta. Ahí comenzaron sus problemas: Roy se apresuró a llamarle para montar la despedida de soltero, proponiendo una visita a todos los prostíbulos de la ciudad. La fuerte moral de Hal le hizo negarse en un primer momento, pero pensó que si Ollie había sido fuerte como para dar el paso hacia la monogamia, tal vez sería interesante observar hasta qué punto se lo tomaba en serio, y estar a su lado cuando las jóvenes más apetecibles del mercado de la carne se le pusieran a tiro. Si Ollie conseguí contenerse significaría que el futuro enlace tenía alguna posibilidad. La idea era buena, pero todo se había salido un poquito del plan…

- ¿Cómo has podido ser tan capullo, Hal? ¡¡¡No me entra en la cabea!!! –decía un Ollie demasiado poco concentrado en la carretera.
- ¡¿Yo qué sé, tío?! ¡Estoy ciego! No bebo una copa desde mi graduación y me habéis puesto hasta arriba de whisky y coca. Dios, soy una vergüenza para el cuerpo de Green Lanterns…
- ¿El cuerpo de Green Lanterns? Bueno, eso será si algún día te readmiten, porque sin anillo no sé yo si te aceptarán…
- ¡No, tío! ¡Eso no lo digas ni en broma! ¡Tenemos que encontrar el anillo! Esa prostituta tiene que seguir ahí…
- Bueno, que no cunda el pánico. El plan es volver al puticlub, hablar con la chica y preguntarle si se le ha quedado tu anillo de poder dentro de su maldito culo… ¡Por Dios Santo! ¡¡¡Jamás pensé que podría llegar a decirte esto, Hal!!! ¡¿En qué coño estabas pensando?!
- ¡¡Yo qué sé!! ¡No me pongáis más nervioso de lo que estoy, por favor! Estaba hablando con aquella chica, que era muy simpática y me decía: “¿seguro que esto no es ginebra? Prueba tú, a ver si te sabe raro”… y así, probando, probando… me bebí una botella de Jack Daniels…
- ¿De Jack Daniels? –dijo Roy sin poder creérselo— Joder, Hal, hasta J’onn sabe que el bourbon es marrón y la ginebra transparente…
- … Luego empezó que si parecía que tenía una gran capacidad pulmonar, a lo que yo le respondí que por supuesto, que tengo que estar bien entrenado para todo. Entonces me pidió que aguantara la respiración todo lo que pudiera y cuando fui a coger aire, me metió ese polvo por la nariz y al principio me enfadé, pero luego me empecé a reír y me puse muy nervioso. La chica me dijo que le dolía la espalda y que subiéramos a darle un masaje y…
- ¡Y le metiste el dedo en el culo!—dijo Ollie, mirando para atrás.
- ¡Tú mira a la carretera, a ver si ahora nos vamos a matar encima! Vosotros ya sabéis lo que es, pero yo no tengo todavía interés en saberlo.
- ¡Y no fue así como tú dices! Empecé a darle un masaje en la espalda, y la chica empezó a ponerse muy cariñosa. Yo últimamente ando un poco estresado y supongo que por el efecto del alcohol y las drogas no pensé muy bien lo que hacía. El caso es que aquella chica me propuso algunas cosas que jamás pensé que se podrían hacer en una cama y entonces…
- ¡Le metiste el maldito dedo en el culo! –Ollie soltó el volante y se giró para darle bofetadas a Hal.
- Ollie, por Dios, vuelve a coger el volante que no llegamos… -decía Roy que, después de todo era el que menos borracho iba.
- La verdad, Ollie, esta noche he probado algunas cosas que me han abierto las puertas a un nuevo mundo de expresión corporal y…
Ollie se volvió a girar a darle bofetadas al “Green Lantern” más grande de todos los tiempos:
- Yo te mato… ¡Serás capullo!
Por suerte, cuando Hal terminó su historia, estaban llegando al Big Club. Cuando entraron en el aparcamiento se cruzaron con una limusina negra. Roy miró por la ventanilla y vio a una chica joven en el asiento de atrás, que se le quedó mirando. A su lado estaba un hombre mayor, con un porte y unos rasgos muy similares a los de Lex Luthor, pero sin su característica calva.
Cuando aparcaron, Hal se adelantó y entró en el club a toda prisa. Buscó en la oscuridad a la chica con la que había estado y la encontró en un reservado con un cliente.
- ¡Tú! Ven aquí—dijo sacándola de allí.
- ¡Oooooooh-oooye! –dijo el cliente sin poder reaccionar a tiempo.
- Pero, ¿qué haces? Estoy trabajando.
- ¡Mi anillo! ¡Quiero que me lo devuelvas!
- Lo siento, pero no lo tengo –la chica hablaba con la mirada puesta en el suelo.
- Sé que lo tienes, me lo dejé dentro de tu… ¡bueno, al menos mírame mientras te hablo!
Hal le levantó la cara a la chica y le vio un enorme moratón en todo el lado izquierdo. La chica rompió a llorar.
- Ha sido ese tipo, ese tal Villambrosa. Dice que es portugués, pero no me lo creo, tiene acento americano. Aunque se esfuerza por aparentar ser extranjero…
- ¿Dónde está?
- Se acaba de ir, es el dueño de todos los prostíbulos de lujo de la ciudad. Cada final de mes se pasa personalmente para recaudar los intereses y darnos un repaso a las chicas. Así, se asegura de que todas seguimos en buen estado para los clientes… y de camino, se acuesta con alguna de nosotras, especialmente con las más jovencitas. Cuando vino a verme, vio el anillo sobre la mesa y… bueno, se lo llevó. Parecía muy contento.
- Pues entonces, tengo que ir a encontrarle. Adiós… cuando todo esto acabe, volveré a por ti. Te lo prometo.
Hal salió corriendo del Big Club donde Ollie y Roy le esperaban. Les contó rápidamente todo lo que había averiguado..
- Entonces tenemos que encontrar a ese Villambrosa. ¡Rápido Hal, usa tu anillo para localizarlo!
- Claro, ¿cómo no se me había ocurrido ant…? Muy gracioso, Roy, muy gracioso.
Roy se revolcaba de risa en el suelo. Mientras, Ollie, pensaba.
- Bueno, si ese tal Villambrosa es el dueño de todos los puticlubs de lujo, tendremos que ir uno detrás de otro hasta que lo encontremos.
- ¡Mira, eso me gusta más!
- Roy, contrólate…

El trío salió rumbo al siguiente prostíbulo, dispuesto a encontrar al ladrón de anillos. El club era un enorme castillo, donde te colocaban una pulsera donde, con un lector, te cargaban a la cuenta corriente las consumiciones y consumaciones. Los tres se desplegaron y preguntaron por Villambrosa. Después de algunas preguntas, los tres héroes se encontraron de camino a las escaleras hacia la planta superior. Con una rápida mirada, se dieron cuenta de que las respuestas llevaban al mismo sitio. Subieron y empezaron a buscar habitación por habitación. Las aberraciones más salvajes tenían cabida entre aquellas paredes, y todos los clientes parecían muy a gusto. Después de un insatisfactorio resultado en todas las habitaciones que habían comprobado, se dispusieron a abrir la última puerta que les quedaba. Hal comenzó a girar el pomo cuando…
Por detrás aparecieron unos tipos armados que les apuntaron. Los héroes se pusieron en posición de combate, mientras no dejaban de subir tipos armados. En ese momento de confusión se abrió la última puerta y apareció un tipo con un tanga y la capucha de Batman. En el interior de la habitación, había un chico joven, atado y disfrazado de Robin, con una mordaza en la boca.

- ¿B…B…Bats?—dijo Roy.
- Shhst. Calla, Ro… quien quiera que seas. No soy Batman, sólo voy disfrazado de él. Bueno, ¿se puede saber qué está pasando aquí?
Los tipos armados fueron dejando paso a su jefe, quien llegó por fin hasta el trío/cuarteto de superhéroes.