12 noviembre 2007

ELIGE TU AVENTURA: EL NUEVO ESCUADRÓN SUICIDA, DE GIFFEN Y DEMATTEIS (II)

El Capitán Nazi se arrojó contra Deadshot, pero en lugar de chocarse contra su cuerpo, su cara chocó contra los cañones que tenía en sus muñecas. Deadshot era rápido y letal como ningún otro.
- Antes de que puedas tensar el músculo para golpear tendrás diez balas rodeando tu insignificante cerebro…
- No serías tan estúpido de disparar dentro de un avión…
- Ja, de peores marrones he salido.
El Capitán se incorporó y se recompuso como pudo. Sus compañeros se habían quedado mudos observando la escena.
- Lo siento por vosotros, pringaos, pero esta vez la Waller ha ido demasiado lejos. De todas las misiones suicidas que he aceptado, ninguna tenía tan pocas probabilidades de éxito como esta.
- Tsss… tsss.
Deadshot miró a Onomatopeya, que lo llamaba.
- ¡Pluf! ¡Blam!
- ¿Qué quieres decir con eso, Belinda?
El Caballero Fantasma apareció a la espalda de Deadshot.
¡Pluf!
Llevaba una jeringuilla en la mano, que clavó en su cuello antes de que pudiera reaccionar. Deadshot levantó sus muñecas apuntando al misterioso compañero, pero antes de que pudiera terminar de levantarlos, perdió el conocimiento y cayó desplomado al suelo.
¡Blam!
El Acertijo soltó una carcajada al ver la eficacia de sus compañeros.
- ¿Qué se despierta con muy mala leche y disparando a todo lo que le rodea?
- Cállate, Nigma. –dijo el Nazi.
- Caballeros, tenemos exactamente seis horas antes de que pase el efecto del sedante que le he inyectado a Deadshot. El avión aterriza en cinco horas, por lo que tenemos que conseguir llegar a nuestro objetivo antes de que nuestro compañero despierte. Una vez allí, el que lo acompañe, si consigue eludir la muerte, deberá hacerle comprender que ya no tiene vuelta atrás. ¿De acuerdo?
- D…disculpe, señor Fantasma, pero… ¿cómo vamos a dividirnos?
- Bueno, había pensado que como hay tres piezas, nos dividamos en tres grupos. Es evidente que no todos tenemos el mismo potencial, así que deberíamos hacer parejas compensadas: Nazi con Nygma, Onomatopeya conmigo y Humpty con Deadshot.
- ¡D…d…disculpe, pero me opongo firmemente, señor Fantasma! ¿Cómo voy a calmar yo las iras de ese enfermo cuando despierte? ¡N… ni hablar! ¡Además, yo no puedo cargar con él!
- Ssshhhh –Onomatopeya se llevó el dedo a la boca invitándole a calmarse.
- Creo que el tipo gordo tiene razón, compañeros—intervino el Capitán Nazi—. Si Deadshot se despierta junto a él lo hará pedazos. ¿Por qué no recuperamos entre todos la primera pieza del dispositivo y después recuperamos las otras dos en grupos de tres? Ya habríamos calmado y convencido a Deadshot, ¿no?
Los cuatro compañeros despiertos se miraron entre sí sopesando la opción.
- ¡Tachaaaaaaan! –confirmó Onomatopeya.
- Mirad—dijo el Acertijo acercándose a una ventana—. Creo que estamos sobrevolando Bialya.

El avión aterrizó en Kiev a las 23.30 hora ucraniana y el equipo se dirigió en unos jeeps hacia el principal cuartel del ejército. Era uno de los más grandes de toda Ucrania, y estaba bien armado. Aún así, la guerra fría hacía mucho que había pasado, y no estaba tan preparado para la acción como unos años antes. Dejaron los jeeps ocultos tras unos arbustos y se aproximaron al cuartel. Se encontraba apartado de la ciudad, pero lo suficientemente cerca para que un par de jeeps acercándose a sus inmediaciones no llamaran la atención. El Acertijo ayudó al Capitán Nazi a descargar a Deadshot. Este, con el movimiento, comenzó a recuperar la conciencia.
- ¡Cuidado! ¡Está despertando!—dijo Humpty Dumpty.
El Caballero Fantasma y Onomatopeya adoptaron una postura de preparación para la batalla que se avecinaba. Floyd Lawton comenzó a entreabrir los ojos y de repente esbozó una enorme sonrisa.
- Hola, compañeros… ¡cuánto me alegro de veros!
Los demás se miraron con extrañeza, y se apresuraron a que bajara la voz. Floyd seguía con aquella estúpida sonrisa en su boca.
- ¿Por qué tiene esa cara de lelo? –dijo el Acertijo.
- Tengo la impresión de que su cara no está demasiado acostumbrada a sonreír, mein freund…
- Me duele un poco la cabeza… No recuerdo qué ha pasado. Lo último que recuerdo es que estábamos hablando el alemán y yo… con lo poco que me gustan las discusiones… cuando entonces…
- ¡Nada, nada! No ha pasado nada, que has tenido un viaje ajetreado, tan solo—El caballero Fantasma se apresuró a cambiar de tema y, bajando la voz, le preguntó a Onomatopeya—. ¿Qué leches me diste para dormirle?
- ¿?
- Oh, genial… el señor Deadshot va a matarnos cuando se entere de que le hemos drogado con algo experimental…
- ¿Qué dices, extraño tipo con forma de huevo?
- ¡Nada, nada! Mira, mejor te recordamos lo que teníamos que hacer en esta misión, ¿vale? –el Caballero Fantasma zanjó la discusión de la manera más rápida.
- Venga, acabemos con esto, que no debe llevarnos más de 10 minutos… --dijo el Capitán Nazi.

Diez minutos después.

El Capitán Nazi tuvo que coger a Humpty Dumpty, que no podía correr lo suficiente. Una ensalada de tiros venía desde atrás. El Escuadrón corrió todo lo que pudo hasta los jeeps.
- Sigo sin entender por qué no les ha gustado que les cante la canción de Los Lunnis. Se les veía cansados y…
- Deadshot, por favor, cállate y corre… --dijo el Acertijo.
Les perseguían unos cincuenta soldados ucranianos disparando sin cesar. Llegaron a los jeeps con el tiempo justo de escapar.
- Uauauauauaua—expresó Onomatopeya a modo de fanfarria de equivocación de concurso de TV.
- Desde luego, si entre los seis no hemos sido capaces de conseguir la primera pieza, no sé cómo vamos a dividirnos en grupos.
- Bueno, amigo alemán. Yo no diría del todo que esta misión haya sido un fracaso.
El Caballero Fantasma sacó una pieza metálica de su traje.
- ¿Es la pieza? ¡¿Cómo la has conseguido?!—preguntó Humpty.
- Bueno, mientras vosotros jugabais al show de Benny Hill con los soldados, me esfumé y encontré la pieza. Al final no voy a ser tan malo en las infiltraciones, ¿verdad, Deadshot?
- No sé por qué dices eso. Yo jamás sería capaz de hablar mal de un compañero, y más si está tan exquisitamente vestido como es tu caso…
- Bueno, pues ahora sí tenemos que dividirnos. ¿Cómo lo hacemos?



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