26 abril 2008

CRÓNICA SALONERA: COMIENDO CERCA DEL SALÓ


Bueno, esta crónica sirve tanto para este año como para el pasado porque... ambos años hemos tenido altercados. Parece que hay un extraño suceso que le ocurre a gran parte de los negocios cercanos a la Fira, especialmente a los de la Avendia del Paralel, porque no es normal... Comenzaré contando el caso del año pasado, de 2007.

Íbamos cerca de 15 personas, por lo que sabíamos de antemano que iba a resultarnos difícil encontrar un sitio para comer a la hora que come todo el mundo. Lógico. No obstante, nos dirigimos a uno de los locales y resulta que tiene la terraza vacía, por lo que podíamos sentarnos todos. Mientras uno de nosotros entra a preguntar, algunos de los restantes nos quedamos para juntar un par de mesas. ¡Craso error! Comentándolo con amiguetes posteriormente he encontrado más casos similares. Parece que una costumbre típica de la ciudad es que (música emocionante)... ¡NO SE PUEDEN JUNTAR MESAS! Da igual si tenéis que juntaros 15 en una mesa de 4, da igual que no haya nadie por allí cerca, JAMÁS, y digo JAMÁS deben juntarse dos mesas a no ser que sea iniciativa del camarero. Al desconocer esa regla no escrita de la restauración barcelonesa, el dueño del bar salió y usó un argumento muy propio de los bares peri-saloneros: "Es que sois muchos". La primera vez que lo escuché me sorprendió, es como si te vas a tu tiendero habitual y le dices: "Majo, dame 10 Muertes de Superman que los voy a sortear en una rifa" y te contesta: "Uf, es que 10 son muchos". Claro, que esto no lo entiendo yo. Donde yo vivo, es preferible que haya un camarero sirviendo a 250 personas, con tal de meter dinero en caja a dar un servicio bueno. Allí no, allí son tan honrados que prefieren avisarlo. Una muestra más de por qué Barcelona es considerada una ciudad cosmopolita y Sevilla ciudad de cachondeo, arsaquiyoariquitaun. Sea como sea, al final nos fuimos al bar de al lado y conseguimos sentarnos y que nos sirvieran. Un tipo muy majo.

Y llegamos a este año con la anécdota entre las anécdotas. Vamos el viernes (es decir, no era el sábado que había casi el doble de personas) y 4 amigos nos dirigimos a comer a otro de esos restaurantes peri-saloneros (o para-lelos, por aquello de la localización). Primero entramos en uno que nos dice que a pesar de tener mesas fuera tiene mucha gente dentro y que mejor nos vamos a otro sitio (honradez hostelera nórdica, episodio II. Amigos de fuera: Si vais al sur JAMÁS esperéis que os pase eso por aquí, aunque os tengan 3 horas esperando para pedir. Avisados quedáis). Y así llegamos a nuestro restaurante-incidente 2008: Por desgracia no me acuerdo del nombre, para hacerle publicidad... El caso es que entramos y nos sentamos. Había algo así como 5-6 mesas libres. Pedimos menú y nos traen las bebidas en menos de 1 minuto. El tiempo pasa. Entra más gente. La demás gente pide. A la demás gente le sirven. Nosotros contemplamos como los hielos agonizan en nuestra coca-cola (recurso literario para hacer algo más digerible este post). No nos sirven. Llamo a uno de los dos camereros y le digo que a los que acaban de servirles han llegado mucho después que nosotros, que aún seguimos esperando. Me comenta que es que nuestra mesa la lleva el otro camarero. Siento no tener fotos del sitio, pero vamos que tenía 10 mesas, no estamos hablando de un Salón de celebraciones. Llamo al otro camarero que se hace el loco deliberadamente 3 veces. Cuando le cortamos el paso para que no pueda pasarnos de largo nos dice que ahora mismo sale nuestra comida. A los 10 minutos viene. Los macarrones se han terminado. Le digo que lo entiendo, porque le ha servido macarrones a todo el que ha llegado después de nosotros, y nos confiesa que es que se le ha caído el bote de sal al cocinero y que se han echado a perder. Eran las 15.00. La pereza por ir a buscar otro sitio a esas horas nos hizo aceptar cambiar el pedido, pero le pregunto antes si va a tardar lo mismo que los macarrones porque llevábamos a esas alturas más de media hora sentados esperando. Me dice que en absoluto, que está todo preparado y que en seguida sale. A los 10 minutos nos levantamos y nos vamos. Espero a que me pare el camarero para pedirme que paguemos las coca-colas. Tiene dos dedos de frente y se hace el loco. Al final entramos en el de al lado que nos sirvió unos bocatas en un abrir y cerrar de ojos.

El sábado fuimos a bar de frankfurts en el que, a pesar de ser 10-12 no tuvimos problemas... y además estaban buenísimas las salchichas. El sábado por la noche, nos pasó todo lo contrario a lo que he contado antes. Resulta que nos juntamos 45 personas y a las 20.30 teníamos que reservar sitio. Nos fuimos al restaurante chino Chin Juan que está enfrente de donde me hospedaba y reservamos mesa para 45 para las 22.30. Comprendo que es difícil reservar para tantos en tan poco tiempo. Pues nada, la amable señorita nos indicó que sin ningún problema. Estos chinos... ¡van a acabar por invadirnos! XD

En definitiva, que he comido muy bien en Barcelona, que entiendo que no todos los sitios deben ser así, pero... por favor, que alguien les cuente a los restaurantes de la avenida del Paralel, que la Fira no es un enorme almacén del Corte Inglés, que es un sitio donde se organizan convenciones que atraen a gente de todo el país... ¡y en grandes grupos! Con lo tranquilos que están ellos y tenemos que venir clientes a darles trabajo...

7 comentarios:

mushu dijo...

Lido (o Lindo que ma acaba de saltar la duda) era el nombre del restaurante.

Dark Phoenix dijo...

Se ve que lo de pasar de la gente y servir a todo el restaurante antes que a ti es costumbre de aquí el litoral mediterráneo de habla català-valencià... si os venís por aquí... alucináis.

Anónimo dijo...

Pues sí, mushu, creo que era Lin-do. Y ya comentó Luzroja que el sitio de los frankfurts era de lo mejor de Barcelona, que tenía fama.

Anónimo dijo...

Pa'l año que viene, bocata en la mochila... ¡Yo lo tengo claro! Porque pegarte media hora de cola para que los del bareto de dentro te saquen la sangre a cambio de dos de bravas con botella de medio litro de agua pa'repartir entre dos (que estaba cara, la jodía...)

Boca dijo...

Eeeeehhh, que yo en Andalucía en General (y en Granada, Córdoba, Sevilla y Cádiz en Particular) como de puta madre, eso sí... te cogen aunque haya un millón de personas en un bar de 15 metros cuadrados.

snowy dijo...

Vamos, moraleja: lo mejor es el chino que posiblemente fuera barato y además acogio a 45 personas ¡eso es eficiencia! XD

Alejandro dijo...

Totalmente, snowy...