ELIGE TU PROPIA AVENTURA CAPÍTULO 17: GIRLPOWER VS KIRKMAN

Las chicas no podían creerse lo que estaba sucediendo. Habían atravesado la lujosa mansión de Joe Quesada en busca del maquiavélico Editor Jefe de Marvel Comics, con objeto de convencerle de que no podía meter a Spider-Man y Lobezno en todas sus aventuras. Se habían tenido que enfrentar nada menos que al temible Liefeld, capaz de exagerar todas las dimensiones de la realidad; habían derrotado a Brian Bendis, el amo del tiempo, capaz de retardar hasta al mismísimo Flash; y cuando por fin se plantaron en el despacho de Quesada, aparecían sus compañeros que habían viajado al futuro en busca de respuestas diciéndole que aquel que estaba allí sentado no era Joe Quesada, sino Robert Kirman.
- ¡Tenéis que deteneros! --gritaba Cíclope-- Si intentáis luchar con él nos convertirá a todos en zombies... ¡y eso supondrá el fin del mundo tal y como lo conocemos!

El sillón se giró lentamente mostrando que las palabras de Cíclope no carecían de sentido. Incluso el mismo Robert Kirkman se encontraba algo confuso.
- Yo... a mí me gustan los zombies, pero no creo que eso suponga el apocalipsis. Tan sólo acabaría con vosotros pero... aunque claro, si os hago zombies... puede que tengáis...
En ese momento apareció el verdadero Joe Quesada por una puerta oculta. Sus venas yugulares iban a explotar de furia y sus ojos se contenían a duras penas dentro de las órbitas.
- ¡¡¡¡¿Pero qué haces, animal?!!!! ¿No te das cuenta de que sólo te están liando? Ataca... ¡ya!
Spider-Man y Lobezno se encontraban extraños. El hecho de no ser el centro de atención de la historia les estaba empezando a pasar factura, y los nervios comenzaron a aflorar. El mutante comenzó a sudar y miraba a todos lados, sin acabar de encontrarse cómodo.
- ¡Haz lo que te dice, cretino! Yo soy el mejor en lo que hago y te digo que hay que hacerle caso.
- Pero, Lobezno... piénsalo. Si les hago zombies puede que acabe sembrando un manto de muerte por donde pasen ellos. Puedes ser el mejor en lo que haces, pero creo que esto podría superarte incluso a ti.
- Escúchale, Lobi-- añadió Spider-Man-. Puede que tenga razón. Al fin y al cabo, un gran poder conlleva una gran resp...

Antes de que pudiera terminar la frase, Lobezno le había cruzado la cara al arácnido con su mejor golpe. Sacó sus afiladas garras de adamantium para dejar claro que no estaba jugando.
- Estoy HARTO de escucharte esa frase. ¿Me oyes?
Spidey le respondió con un disparo de telaraña en plena cara. Aprovechó la confusión para golpearle bajo las costillas, el único sitio de su anatomía que no se hallaba cubierto por el armazón de adamantium.

Quesada no daba crédito a sus ojos. Intentó acercarse a separarlos, pero se llevó un golpe cortesía del mutante.
- ¡Estaos quietos! Tenéis que pelear con ellos... ¡O paráis o no edito la serie que habíamos pactado!
- Pero... ¡me habías prometido que yo la escribiría! --intervino Kirkman--. Iba a suponer mi gran salto. Spider-Man y Lobezno vs. Marvel Zombies. Ya tenía escritos dos números...
- Bah, tú sólo sabes escribir cosas de zombies. Eres un escritorucho de tercera... --soltó Lobezno.
- ¿De tercera? ¿Y Marvel Team-Up? ¿Y Invencible? ¿Y Brit? ¿Te parecen esas obras de zombies?

El equipo de chicas Girlpower y los Astonishing X-men junto al Hombre elástico y a Green Lantern contemplaban atónitos la escena. Se estaban peleando entre ellos a bofetada limpia. Evidentemente, Lobezno y Spider-Man llevaban la iniciativa, pero Quesada y Kirkman no se quedaban atrás. Quesada le propiciaba panzazos a Lobezno, mientras que Kirkman terminaba de escribir unas páginas donde aparecía Invencible para defenderle. En menos de cinco minutos, los únicos integrantes que quedaban de ese bando de la Guerra Civil de Quesada, estaban tirados en el suelo, agotados y sin fuerzas para poder arremeter contra sus enemigos.
- No lo entiendo... arf, arf... ¿cómo hemos llegado a esto? -- decía Quesada.
- Aún menos lo entiendo yo. Soy el mejor en lo que hago... ¡y seguís vivos!

En ese momento, se oyeron pasos bajando por la escalera que daba acceso a la habitación secreta. Todos se giraron y vieron al último grupo que había partido en busca de ayuda. Reed Richards sonreía. Wonder Woman movía su cabeza intentando vislumbrar a quién habían traido de su propia dimensión. Sólo pudo distinguir a una figura desconocida, en la sombra.

- Me alegro de volver a verte, Diana. Fueron unos grandes años los que pasé contigo-- dijo el misterioso visitante.
- No puedes ser... ¡tú!
Quesada se frotó los ojos una y otra vez.
- Eres tú... eres el espíritu de la discordia hecho carne... eres el mismísimo... ¡John Byrne!
- Te dije que te convenía contratarme como guionista para la coleccíón de X-Men, imbécil. Pero, claro, John Byrne ya no interesa. De nada sirve haberle dado los mejores años de mi talento a la colección. Claro, John Byrne ya no es un buen dibujante... ya sólo busca problemas... ¡pues aquí me tienes!

Kirkman cometió entonces el mayor error de la historia de la humanidad. Sacó su lápiz y escribió un par de cosas en unas hojas, aprovechando el desconcierto general. Byrne comenzó a convulsionarse y cayó al suelo. Siguió retorciendose un rato y, poco a poco, se puso de rodillas, y consiguió ponerse en pie para decir una sola palabra:

- ¡Cerebrooooooos!